miércoles, 18 de febrero de 2009

Nublado

Lo que sigue es el prólogo y parte del capitulo 0 (cero) de la novela que escribí en el año 2003. si la querés completa comunicate con migo y te la acerco... gracias por todo. Prologo:Así es el agua, con su ineluctable condición de impedir que se impriman huellas en su espacio. Alguna vez, quizá, cuando los límites de la tierra eran desconocidos, se situaban los confines del mundo en los bordes del océano. Agua otra vez. Más allá la inundación. Aún más allá el mundo de los muertos, el mito. El cielo mismo se sospecha como límite. Afuera está la noche como un límite negro que contiene el mundo desconocido. Dios, hosanna en las alturas. Los fantasmas dentro de nosotros, tramando relaciones de compromiso entre lo psíquico y lo somático. Ahora que creemos haber medido las superficies de todo lo que vemos, ya no es posible echarle los misterios al agua. Inexistente borde de los miedos del hombre resultó ser el océano. El latifundio desconocido. Ese líquido camuflaje. Esa exuberancia de asociaciones, que consumada no es nada más que vacío. Aprendimos a usar las manos, la rueda, la máquina. Dimos la vuelta para espiar y revelamos la mentira de las tortugas sosteniendo el planisferio. Ya es hora. Se hace tarde para algunos, parados en el crepúsculo, para descubrir que los mitos se han refugiado en su interior con sus muertos y sus dioses. Sólo entonces volver a comenzar de cero. Porque hasta ahí, uno se comporta como si nada supiera y necesitase una instrucción preliminar. Se deberán librar infinitas batallas dentro de sí mismo para dominar esa rivalidad intuitiva. Soltar los malos espíritus que están en acecho. Liberar las legiones que no fueron criaturas vehementes que se hirieron con su propia arma, sino, sólo almas despojadas de su existencia, que padecieron martirio y mutaron en dolor. Monstruos, hijos de la imaginación que acosan cualquier navegación sobre la cama de hierro. Sólo si se puede sobreponer a la impresión que han causado, se consigue continuar el ascenso a la escalera de cero. ...Y volver a empezar... Capitulo 0: En esa casa vacía, queda un hombre, con una gota lacerándole la cabeza desde dentro, una duda. Hurgando una y otra vez en esa cicatriz que es pensar. Imposibilitado, este hombre, para traspasar por la delicada película ámbar, que teje el sueño. Sería incapaz de dormir, justamente, por la terrible tarea que conlleva la incredulidad. Se revuelca en la cama y cae al piso acurrucado y tembloroso. Luchar por no dar solvencia a los recuerdos que lastiman, a sensaciones que enajenan el pasado, tornándolo impersonal, estéril, y sobre todo, sospechoso de engaños, embustes que meten miedo. La mano sosteniendo la cara, los ojos lánguidos frente a la procesión inconexa de recuerdos y dudas. Nelson ha descubierto que el mundo no es lo que parece o, quizá, que el mundo aparente no es el único; el mundo real es sólo una parte de la mentira. Cruza la habitación para prender un cigarrillo, entrecerrando los ojos y rascándose la indolencia y el malhumor en la cabeza, abandonándose sin entusiasmo a la persecución del nebuloso sentido de sus pensamientos. Se empeña por darle alguna explicación a todo lo que le sucede. Una explicación cualquiera es mejor que ninguna explicación, mas el tiempo lo fue debilitando, convirtiéndolo en un animal enfermizo, temeroso, en virtud de la sumatoria de ausencias, de dolores y culpas.

2 comentarios:

  1. me gusto, quedaria por ver que parte de tu inconciente nos mostraste en este prologo de tu novela. sera acaso que una parte de lo mas recondito de tu personalidad que no nos mostras, la publicas, la das a conocer, la expones al analisis de nosotros?, o sera de dios que me esta pegando la bebida?, de nuevo me gusto.

    ResponderEliminar
  2. Uno siempre anda mostrando y al mismo tiempo ocultando (hasta de uno mismo) partes de su inconciente... uno ES su inconciente.

    ResponderEliminar