martes, 10 de marzo de 2009

Burbujas (Cuento corto)

Los recuerdos y los pensamientos envejecen igual que envejece el hombre. Pero hay algunos pensamientos que nunca se erosionan, y así como las burbujas se alzan dentro de la bebida, estos recuerdos incómodos dentro de la cabeza, pugnan por salir a la superficie. Las pequeñas particulas de pensamientos mezcladas en el aire que contienen las burbujas del trago quizás habían penetrado en su cabeza y desquiciado sus nervios. El mozo tardaba mucho en servir la próxima vuelta. El miraba su reloj pulsera y las flores rojas que descansaban en el jarrón sobre la barra. Parecian recién cortadas de la planta. No habían perdido su color. Quizás aún no se habían dado cuenta de que las habían arrancado. Quizás él no se había dado cuenta de que ese no era su lugar. Pasara lo que pasara él nunca pedía consejos a nadie. Sólo se lanzaba a la calle a caminar y entraba en algún bar a pensar. Explicar las cosas, una a una, y hacérselas entender a los demás le parecia una pérdida de tiempo y de energía. Otro trago, otro recuerdo que subía contenido en las burbujas y explotaba en su cerebro. Caty llamandolo a mitad de la noche, avisando que no iría a dormir a casa esa noche, la excusa fue vaga pero cuando Carlos reaccionó ya había colgado. Con el auricular en la mano se sentó en la cama. Cuando comprendió que no lograría sacar nada en claro se recostó nuevamente. Se adormeció varias veces, pero enseguida volvía a despertarse. Momentos de sueño breves e inquietos como los que se descabezan en el asiento de un micro se sucedieron el resto de la noche, indefinidamente. El paso del tiempo fue lento e irregular hasta que resolvió levantarse, ducharse, echarse a caminar hasta terminar entrando a este bar, y comenzar a tomar la bebida burbujeante que lo volvió tan lúcido a los recuerdos como nulo a lo que sucedía en su entorno. Por el rabillo del ojo vió algo rojo que se apróximaba a su izquierda. Giró la cabeza y la vió a ella. Enfundada en un vestido rojo de noche. Extraño para esta hora de la mañana. Lo primero que atinó a pensar fue que debía de venir de alguna fiesta y estaría desayunando antes de irese a dormir, mas abandonó el pensamiento y se concentró en su escote. "Mis ojos están un poco más arriba" dijo ella en tono risueño y cómplice con el fisgón. El no dijo nada, sólo subió la mirada y se quedó esperando que ella diera algún motivo por su presencia en su mesa. Entonces ella se sentó y se presentó "Jésica" dijo, puso sus manos cubriendo las de él que descansaban sobre la mesa y agregó algo asi como que ella sabía que él estaba mal, se le notaba en la mirada y se ofreció por si podía ayudarlo en algo. "No creo" respondió Carlos. "¿En qué no crees?" preguntó la mujer. "Ultimamente no creo en nada" dijo él y bajó la cabeza. Siguieron algunas palabras más que lo ubicaban a Carlos definitivamente del lado de la víctima y a ella como una heroína que ofrecía su hombro y su escucha a tanto sufrimiento. Ël siguió bebiendo algunas copas más y ella lo acompañó con algunos cafés. El decidió salir del bar cuando se dió cuenta de la hora, más de las 11, tenía ganas de regresar a su casa y ella lo acompañó sin que medie invitación. La burbujas de todo lo bebido, conjugadas con el potente sol de la mañana, lo hacían flotar, de modo tal que no sentía bajo sus piés el roce de las veredas. Algo irreal flotaba en el aire, hasta que un bocinazo arrojado al aire por el taxi que casi lo atropella lo devuelve a la realidad brutal de la evidencia científica y una burbuja que sube por su estómago,cual bilis amarga, le recuerda la existencia de caty. Es en estos instantes donde uno decide su futuro. Encrucujada colocada delante suyo donde debe elejir si continuar su regreso a casa en companía de esa belleza envuelta en el vestido rojo o volverse solo a seguir penando. Quedan las preguntas flotando: ¿Qué habrá decidido nuestro personaje? ¿Qué hubieras hecho vos? Finalmente y dejando todo en manos de la casualidad: ¿Qué burbuja habrá alcanzado en primer lugar el cerebro?

5 comentarios:

  1. Es la primera vez que visito tu blog.
    Interesante cualquier Yerba conversada y escrita.
    un saludo cordial desde españa.

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  2. La clave es comprender que las palabras humanas son insuficientes para expresar las curvas de tantos nudos de catástrofes que azotan la existencia.

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  3. esto me suena a un fragmento de crónica del pájaro que da cuerda al mundo de MURAKAMI (quizás aún no se habían dado cuenta que las habían arrancado de la planta)CAPITULO 8.

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  4. Asi es... Murakami me encanta y es un pequeño homenaje y alguna flor robada de jardines ajenos... me encanta tener un lector atento y con tan buen gusto... saludos. Andrés

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  5. Los autores atentos son lo mejor

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