miércoles, 13 de mayo de 2009

El personaje

El Maestro Darko: Demasiado identificado con su personaje, demasiado identificado con el lugar que ocupa, demasiado igualado al semblante que representa. Luego de masticar posibles respuestas a esta posición harto caricaturesca, probablemente, se concluya que este exceso puede vincularse con que Darko, afirme que su mirada es la ley, su palabra impostada escupe decretos de buen manejo en las relaciones sexuales. Todos los intentos, que se enmarcan por fuera de sus indicaciones, son castrados. Siendo condición necesaria acoplarse a su rumbo para no colocarse del lado de la falta. Se lo puede ver subido a cualquier púlpito, porque convierte cada lugar de reunión en un escenario, montando un show donde despliega sus teorías sobre el más fino erotismo, mientras el público, su público ruge, mientras Darko modela con delicadeza y una extraña serenidad sus discursos, procediendo por un camino inductivo, desde el cual partiendo de sus experiencias particulares, arriba a reglas universales. En este trayecto atraviesa campos surcados por infinidad de detalles lujuriosos, triunfantes tentaciones libidinosas que hicieron sucumbir su carne para elevarla a estratos de existencia superiores, y desde ellas concluir sus avances en la materia. Su voz, el tono de sus palabras, los complicados caminos gramaticales que confunden al auditorio, su elegancia inconmovible frente a las miradas inquisidoras de los más puritanos, que esperan que cometa algún error en sus enunciados para tirar por la borda y así refutar sus teorías fue, quizá, la primera de las razones por las que miles de seguidores comenzaron a aglutinarse frente a sus conferencias, donde quedaban cientos de ojos hipnotizados ante su voz, como resulta irrisible el fuego o la lluvia. Y cuando los tenía ahí en silencio, atentos a sus caminos lógicos, les propiciaba un cross a la mandíbula con una máxima tan brutal como cierta sobre el sexo desenfrenado y su correcta práctica. Eligiendo un silencio antes de lanzarla, respirando hondo y escupiendo rápidamente “Lo peor es el miedo, veneno insidioso y colosal que vilipendia sistemáticamente al deseo” Darko entiende que es menester tratar con dureza y rienda corta a los amantes, para así, de este modo someterlos al más fino de los tratamientos sexuales recomendados por él. Acérrimo defensor de sus ideas, ataca sin piedad a sus enemigos en crispada y mercurial actitud de brindar posibilidad de réplica a los disidentes, como si fuesen traidores a la patria. Exhibe una negativa visceral a entender que el disenso enriquece, amplía y propicia una teoría más acabada. Quienes no están conmigo están contra mí. Retacea, pues, y oculta información. Sólo un suceso universal, señala Darko, le fue revelado, y es que la única ética del buen amante está íntimamente ligado a la estética. Sus colaboradores más cercanos, los alcahuetes de turno, traducen este pasaje de sus enseñanzas como un simple “no te acuestes con el primer bagayo que se te cruce” Pero para el maestro Darko (así le gusta que lo llamen) había elevado este pensamiento a la dimensión universal y ello tendrá hondas consecuencias en el modo de organización de las sociedades. Su teoría nuclear del sexo desenfrenado, alberga así, profundas raigambres paganas, donde los sacrificios como ofrenda a los dioses son indispensables, es por eso que cobraron significado sus escritos más leídos, con títulos como “Acogotando la gallina” “Cinco contra el gusano” e “Hícele saltar los mocos al chino tuerto” Textos fundacionales para llegar a comprender su recorrido religioso, ético y moral. En este último punto, largamente desarrollado por su escuela “Moral y buenas costumbres sexuales”, versa sobre la pérdida de respeto hacia el objeto del deseo y el horror al ridículo. Desplegando un lista de puntos relevantes sobre como conducirse en el momento del despliegue amatorio, con momentos sublimes en sus indicaciones como verse compelido irremediablemente a desear lo prohibido y vencer el anclaje al circuito de la morbosidad mortificante de dicha prohibición. Esta última frase es analizada minuciosamente por sus discípulos hasta concluir que “Cualquier bicho que camine va a parar al asador” Ante lo cual, Darko, corrige a los estúpidos seguidores (así les gusta nombrarlos) con una parábola edificante: “Alguna vez yo viví en la ignorancia, pero cuando llegaron a mí las revelaciones que hoy comparto con ustedes, el pecado revivió con toda potencia en mí, y lo que prometía ser la vida misma, demostró ser muerte y renació el deseo en su dimensión más perfecta” Sus seguidores quedaron confusos y cobró fuerza la idea de que el maestro estaba más alzado que un preso sin visita higiénica.

2 comentarios:

  1. Donde lo ubico al maestro Darko... necesito instrucciones para conquistar a mi media naranja

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  2. Imposible de conectar con el, y además no da consejos para media naranja...

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